Violentamente feliz ❣️

Escogí este título para escribir hace mucho, exactamente el día en que me enteré de que el quiste sospechoso en mi seno izquierdo había finalmente desaparecido entre mis otros tantos quistes benignos, productos de una constitución fibroquística de mis senos que siempre tendré.

Mientras me hacía el exámen el doctor me preguntó cuántos años tenía, mi ansiedad me hizo pensar que hacía esa pregunta porque había encontrado algo malo y sentía pena de mi por ser joven (sí, hasta esos pensamientos me lleva la ansiedad) pero para mi alivio, luego de preguntar por mi edad, el doctor pronunció unas palabras tan bonitas: Ha desaparecido, no encuentro el quiste sospechoso. Yo esperaba que el quiste se hubiera puesto regular lo que indicaría que era benigno, pero no solo eso, si no que desapareció. El doctor me dió de alta y me dijo: Ahora solo tus mamografías después de que cumplas 40.

Ese día caminé feliz por esas calles de surquillo, todo era tan brillante y el sol no me molestaba, quería celebrar con una torta de chocolate o con un momento bonito para mi sola, pero tenía clases en la noche y no podía faltar porque soy la profe... así es que tomé el primer micro y el primer metropolitano a mi casa, llegué, me duché y partí a Sise; donde enseño por estas épocas de mi vida; estaba tan feliz que le conté a mis estudiantes de la buena noticia, se alegraron conmigo y hablamos y hablamos y hablamos; del cancer, de prevención, de como las emociones pueden dañar el cuerpo, de nuestros corazones, nuestros traumas y vínculos y por este día, creo que Diana me dijo que mis clases eran terapéuticas.

Cuando estudiaba en bellas artes las clases que me parecían terapéuticas eran las de mi profe amado César Ramos, sus clases eran una aventura y una terapia; nunca me imaginé que alguna vez enseñaría y que une estudiante diría lo mismo sobre mi y de mis clases. Cómo no puedo amar enseñar a pesar de todo, en medio de todo: explotación laboral, carencias emocionales propias que no debo transmitir a mis estudiantes, opininiones políticas que tampoco puedo imponer, porque les enseñé que aún de mi deben dudar, situaciones de violencia y de injusticia en las vidas de mis amades alumnes.

Por eso que Diana diga que mis clases eran terapéuticas me llenó de mucho orgullo y dicha.

Entonces soy dichosa, hace mucho que no tengo pensamientos suicidas como tal, aunque este diciembre de 2023 ha sido muy duro por muchas cosas que se han sucedido una trás otra y sí me he cansado, y sí me he sentido triste y sí he pensado que la vida no podía ser más difícil... pero aún así encontré, mejor dicho procuré, los momentos para estar bien y tranquila.

Lo cierto es que hemos pasado como familia, un tiempo doloroso por una situación que aún no puedo, ni quiero procesar; porque a veces soy cobarde y si duele mucho, prefiero darme un tiempo, es decir terminar muchas cosas que siempre tengo pendientes desde que soy mamá; para luego con menos trabajo físico, emocional ni mental, poder dedicarme a intentar resolver asuntos que escapan de mis manos, bajo los cuales no tengo ningún control, pero que me causan dolor y también lastiman a la gente que amo.

Normalmente escribo sobre un tema íntimo doloroso cuando lo estoy viviendo o ya cuando le he procesado.

Violentamente feliz era el título inicial de este primer texto que sería el primer texto de una futura y soñada publicación con la que vengo delirando desde que era una niña, y era violentamente feliz porque creo que nunca había recibido una noticia tan bonita sobre mi vida, mi salud y mi cuerpo.

Pero luego sucedieron muchas cosas y sentí que pasé de estar violentamente feliz a estar violentamente decepcionada y fisicamente exhausta, ahora en estos primeros días del año 2024 puedo hacer una especie de recapitulación de esos sucesos y creo que parte de mi diagnóstico psiquiátrico, o sea de mi estar y ser hipersensible, impulsiva y desregulada emocionalmente; hace que pueda sentir estas emociones intensas que felizmente no han bajado gracias a lamotrigina, tal vez solo un poquito, para aliviar mis subes y bajas emocionales; pero lo suficiente para seguir sintiendo intensamente, para ser yo y para no perderme.

Ya he escrito demasiado.

Mañana tal vez salga con un chico con el que hablo hace semanas y mientras cocino el locro del sábado, escucho esta canción y me identifico con esta letra:

"Cómo pedirle al cielo que no aclare más y a los cuerpos que amé que me devuelvan algo de lo que yo me dejé quitar..."

Pensé que J... sería el último y aún lo pienso y lo espero, es probable que lo vea mañana o tal vez no, porque cuando se trata de salir con hombres cisgénero, casi siempre es una incertidumbre, inicialmente están ahí hasta que consiguen tu número luego el 50 % desaparece, los que siguen poco a poco van perdiendo el interés, y los pocos que quedan después de semanas de pedir una cita, un día antes u horas antes cancelan 🤷‍♀️

La verdad a mi me dejó de importar hace mucho, por lo cual vivo tranquila, pero no deja de causarme extrañeza esta situación. Así es que ya casi no tomo en serio ninguna propuesta masculina.

Pero algo dentro de mi, muy pequeñito, se siente no solo desilucionado si no cansado.

Por eso J... será el último, con ninguna intención de que se vuelva nada más que una sola salida, una sola cita, y porqué? Porque entre todos es el único que siempre estuvo, que al parecer tiene un interés más o menos consistente, sin embargo después de tanta insistencia, puede que J... resulte como todos y cancele, lo cual sería un gran alivio para mi, porque me liberaría de tener que rechazarlo, algo que me cuesta demasiado, por eso no entiendo como lo hacen algunos hombres, me refiero a usar a las mujeres y luego dejarlas sin ningún remordimiento.

A mi me cuesta cancelar una cita y cuando establezco un vínculo de cualquier naturaleza me cuesta mucho despedirme, lo saben mis estudiantes, que cada que me despido de un grupo no puedo evitar desbordarme, aunque siempre mantengo al menos un límite porque soy la profe...

Hace unos días visité a mi psiquiatra en mi cita mensual; mi psiquiatra es uno de los hombres más guapos y amables que he conocido en mi vida, así es que es una felicidad verlo no solo porque conversar con él me alivia el corazón si no porque es bonito sentirse bien tratada pero además verlo es hermoso ❤

A parte de todas las cosas que hablamos importantes y dolorosas que me habían sucedido en el último mes, le conté el dilema de las citas y luego de hacerle una pregunta sobre como hacen los hombres para salir con varias mujeres y demás, porque a mi se me hacía imposible solo hablar con dos chicos al mismo tiempo, él me dijo: Los hombres son unos perros. A lo que yo contesté: ¿Entonces usted también doctor? él respondió: Yo estoy casado. Entonces le pregunté: ¿Y cuándo era soltero, era un perro? El doctor demoró 4 segundos en responder y finalmente me dijo: noooooooo con una extraña expresión que no quiero ni me interesa descifrar.

Escribo estoy hoy lunes ya 8 de enero y como esperaba no llegué a salir con J...

Al inicio una pequeña decepción y luego un alivio; no tener que rechazarlo en persona, no saber cómo decirle que no lo vería más, gastar en mis pasajes dinero que no tengo y sin embargo, si tuve que rechazarlo por un audio en wasap y así doy por terminado este primer texto.

Al despedirme finalmente de J, la última persona que me quedaba en la fila de posibles amantes, sentí un pequeño dolorcito y un vacío, sería esa sensación el primer encuentro conmigo misma que tanto había anhelado?

Culpé a mi psiquiatra y a mi amado estabilizador del ánino, mon nouvel amour: Lamotrigina, para no sentir culpa, odio sentir culpa, ya tengo demasiada culpa por no ser la mamá que quiero, culpa que me carcome día tras día, no quiero mas culpas en mi haber, así es que no me hago responsable de esta faceta de mi vida, en la que me he despedido, he rechazado, he eliminado y hasta he bloqueado gente para protegerme y para ser sincera para portegerlos también de mi violenta pasión, de mi ternura radical, de mi casi dependencia emocional, que nunca llegará a ser dependencia porque de lo único que dependo ahora es de mantener lo más que pueda mi cordura porque Alba, mi hija, existe.